Desde el
Colegio Oficial de Psicólogos de Gipuzkoa se ha puesto en marcha desde el
pasado 1 de Marzo un programa de
atención psicológica para aquellas personas afectadas por la crisis económica y
que no puedan costearse una psicoterapia. Como ya anunciamos, el Centro de
Psicología AUKERA va a colaborar en este proyecto.
Desde aproximadamente
el año 2008, la crisis económica se ha convertido en el eje principal de la
vida de muchas personas afectando de manera considerable en multitud de aspectos individuales, sociales, económicos y
culturales. Las consecuencias directas, principales y visibles son el aumento
del desempleo y la bajada de ingresos.
El ser humano
está indudablemente influenciado por el contexto en el que vive, y éste en la
actualidad está marcado por la crisis económica. Esto hace que estemos viviendo
con una serie acontecimientos extremadamente estresantes cada día.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la
tasa de paro del primer trimestre del 2008 era de 2.174.200 personas, mientras
que en el primer trimestre de 2013 la cifra aumentó a 6.202.700 personas.
De hecho, el
desempleo es considerado como uno de los eventos de la vida más estresantes y
por ello tiene un gran impacto sobre el bienestar psicológico de las personas. Hay
diversos estudios que muestran que
quienes pierden su empleo durante periodos de crisis pueden presentar un estado
de salud general peor que aquellos que lo pierden en otras circunstancias.
Los cuadros
depresivos y ansiosos son muy frecuentes en personas desempleadas, y en casos
extremos y cada vez con más frecuencia, derivan en el suicidio.
Pero, ¿es únicamente
la bajada o la pérdida de ingresos lo que hace que las personas que se
encuentran sin trabajo presenten esta sintomatología psicológica? Obviamente,
una mala situación económica hace que la persona se vea desprovista de recursos,
y aún más en el caso de tener que hacer frente a una hipoteca o al
mantenimiento de una familia, pero no debemos olvidar de que el desempleo no
nos afecta sólo por lo que acarrea en términos económicos.
La
inactividad, la falta de hábito y de rutina que supone tener un trabajo, la no relación
con otras personas del mismo entorno y un largo etcétera, desembocan en apatía,
estancamiento personal, falta de disfrute por otras cosas y negativa frente al
futuro.
Aquellas
personas que en su vida realizan más actividades agradables en cuanto a
cantidad y diversidad, son personas menos predispuestas hacia la depresión. Si
una persona disfruta de su trabajo, de sus amigos, de su familia, del deporte,
de la música, de la lectura, del cine, de viajar, etc. está mucho menos vulnerado a deprimirse. Pero,¿ qué hacer si nos están arrebatando todo
eso?
Nos pueden privar de empleo, pero no pueden hacernos perder la esperanza y las ganas de seguir
disfrutando de la vida.
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