Muchas de las cosas que nos suceden, ya sean cosas agradables
o desagradables, ocurren sin que nosotros tengamos control alguno sobre ello.
Nuestras emociones y pensamientos son un buen ejemplo de ello. No podemos
activarlos o desactivarlos cuando nos apetece. De ser así de fácil, podríamos
pulsar el botón de la alegría o de la tranquilidad cuando quisiésemos.
Aceptar las emociones y pensamientos desagradables no
significa resignarse sino aceptar que son parte de nosotros y que estamos
dispuestos a que estén con nosotros. Luchar por cambiar algo que está fuera de
nuestro control solo conlleva más sufrimiento.
Centro
de psicología AUKERA
Psicólogos en Donostia San
Sebastian
www.aukerapsicologia.com